La 30 edición de Biocultura se ha celebrado en Madrid en el pabellón 9 del recinto ferial IFEMA del 13 al 16 de noviembre. El fin de semana me he pasado por allí y ahora os lo cuento, aprovechándolo para hacer un guiño más hacia la Propiedad Industrial y sus bondades.
He acudido a varias ediciones anteriores de Biocultura y en esta ocasión he tenido la sensación de que se ha popularizado. Es una feria a la que asisten un variado y nutrido número de participantes, pero aún más variados y numerosos me han parecido sus asistentes.
Esta sensación hace palpable las cifras económicas del sector, que a pesar de la recesión o crisis en que nos hallamos crece todos los años. La preocupación por el medioambiente, una alimentación de calidad, un estilo de vida saludable y las cosas tradicionales y auténticas empiezan a calar en nuestra sociedad, quizá estresada y algo cansada de prisas y tanto añadido químico de gran manufactura.
Recorrer la feria es interesante, en pocos espacios conviven baños de gong, con azafrán y pan natural, embutidos, carnes, verduras, cervezas y vinos ecológicos, masajes terapéuticos, módulos fotovoltaicos, juguetes, cosméticos y maquillajes elaborados a base de esencias naturales y talleres infantiles donde se muestra una forma de juego alternativa al centro comercial, y se apuesta por el autocultivo ecológico, la educación en una alimentación sana y la colaboración y la igualdad.
Las actividades, talleres y conferencias son para todos los gustos e igualmente abarcan un amplio abanico de posibilidades.
En todos los productos y servicios expuestos en Biocultura hay un gran valor añadido, un esfuerzo que se refleja en su calidad y en el hecho de haber sido elaborados en unas determinadas condiciones ausentes de tóxicos aditivos artificiales y con una filosofía basada en el respeto por lo natural y la tradición.
Este esfuerzo destaca especialmente en el caso de los productos, y debe ser identificado fácilmente por el consumidor, para lo que las certificaciones y las marcas registradas juegan un papel fundamental.
Las certificaciones están para garantizan la veracidad de lo que se consume. Desde el 1 de julio de 2006, el uso del término bio por ejemplo se limitará solamente a los productos ecológicos de acuerdo con las disposiciones comunitarias y su aplicación por la Administración española. A pesar de los matices de significado legalmente los temimos eco, bio y orgánico son sinónimos por los que su uso queda restringido únicamente a productos ecológicos certificados como tales.
Para identificar al producto y al productor están las marcas. En todos los sectores es importante diferenciarse de la competencia, y las marcas registradas suponen la mejor herramienta para hacerlo, pero en el caso de los productos ecológicos se hace aún más relevante pues los posibles competidores es seguro que ofrecerán un producto diferente. Esto se debe a que la mayoría de ellos no seguirán procesos de producción ecológicos, y los que así lo hagan, por las diversas variables que intervienen, obtendrán un acabado, propiedades organolépticas, etc. diferentes.
Como ejemplo mencionar que la propia marca Biocultura es una marca mixta registrada en España a través de 3 expedientes por la ASOCIACIÓN VIDA SANA desde 1995 y que la mayoría, por no decir todos, sus participantes tienen su marca/s registradas, clara prueba del alto grado de concienciación que hay en un sector que apuesta por la diferenciación y ofrecer un producto de calidad y alto valor añadido.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que marcas registradas y nombres de domino tiene una estrecha relación que se hace vital en este sector donde la comercialización y promoción online son clave. Sobre este punto quiero mencionar que la extensión de domino .bio arranco su periodo sunrise del 11 de Junio hasta el 10 de agosto de 2014. Esta fase inicial de registro del dominio .bio permitió a los titulares de marcas registradas en el Trademark Clearinghouse hacer el registro del nombre de sus marcas .bio antes de que pasasen a disposición del público en general.
Por otro lado las tecnologías relacionadas con la ecología y el respeto por el medioambiente son también muy importantes, y deben ser protegidas mediante patentes para así garantizar a sus creadores un beneficio económico que les permita continuar trabajando, creciendo y aportando sus beneficios a la sociedad. Las llamadas patentes verdes, las relacionadas con nuevos materiales respetuosos con el medio ambiente y el reciclaje en general se hacen imprescindibles para rentabilizar estos esfuerzos y garantizar su continuidad.
Desde Protectia creemos firmemente en ello y desde hace años aportamos nuestro granito de arena mediante una publicación mensual, de suscripción gratuita, que contiene todas las publicaciones de patentes verdes con validez en España y que llamamos boletines de patentes verdes.
Antes de despedirme afirmar que seguiremos trabajando y que próximamente vamos a ampliar el alcance de nuestros boletines de vigilancia de patentes a un nuevo sector, el que rodea al mundo de la bicicleta.