La correcta protección de una marca es uno de los aspectos legales de mayor relevancia de cara a la presencia en el mercado, así como uno de los fundamentos básicos de una empresa en expansión. Cualquier estrategia seria de protección de signos distintivos no puede prescindir de hacer una constante vigilancia de marcas.
Si no estás familiarizado con la Propiedad Industrial, es normal que puedas preguntarte:
¿Por qué hacer una vigilancia de marcas?
Ponemos un ejemplo concreto para entender bien cuál es el proceso ideal para construir una estrategia solida de protección de marca.
Imaginemos que tu área de negocio sea la de una agencia de marketing on-line: sin duda, la parte fundamental para intentar despegar es individuar y crear una denominación y/o signo distintivo con el cual quieras identificar tu agencia, en sustancia cómo quieres que te conozcan tus potenciales clientes.
Bien. Una vez identificado el nombre “ideal” y, eventualmente, el logotipo que mejor representa la esencia de tu negocio, el segundo paso más lógico es registrar este signo distintivo como marca.
Aquí va nuestra primera “puntualización”: lo ideal y empíricamente probado como única vía posible para el éxito del registro es dirigirse a un profesional oficial de la Propiedad Industrial y efectuar, antes de invertir dinero que podría resultar al final “mal gastado”, un estudio de viabilidad de marcas o búsqueda de anterioridades. Es decir: probablemente hayas encontrado una denominación original y evocadora para tu empresa, ¿pero quién te asegura que ya no exista un registro con la misma (o parecida) denominación?
Los asesores profesionales en la materia te explicaran también que has de evitar incurrir en alguna de las prohibiciones absolutas de la ley de marcas, así como identificar correctamente tu actividad o producto en base a una clasificación internacional de marcas, pues estas se registran para distinguir un servicio o producto determinado según el nomenclator.
Para evitar malas sorpresas, se debe verificar que no existan derechos anteriores y que el nombre de la supuesta agencia de marketing que quieres registrar no sera objeto de en una oposición administrativa.
A este punto, y tras haber recibido orientación sobre la correcta clasificación para la marca (en línea general, en el caso de una agencia de marketing on-line sería la clase 35, pero por supuesto depende de las especificidades de cada negocio), sí se puede proceder a efectuar el registro de marca: te otorgará el derecho de uso exclusivo sobre el signo distintivo que has elegido por un periodo de 10 años renovables para iguales periodos de tiempo indefinidamente.
¿Y la vigilancia de marcas?
Pues este paso en realidad es el “último” paso en la estrategia de construcción de marca fuerte. Una vez que hayas obtenido el registro, empieza la fase efectiva de vigilancia que durará por toda la vigencia de la misma marca. En ese punto conviene matizar que desde el momento de solicitud, lo que incluye el periodo de tramitación podrás oponerte a potenciales solicitudes lesivas posteriores a la tuya para hacer valer tu derecho.
En la práctica, los profesionales de Propiedad Industrial que te han asesorado y guiado hasta el registro, van a cuidar de tu signo distintivo analizando constantemente todas las nuevas solicitudes de marcas que se publican que puedan entrar en conflicto con tu marca.
Estos conflictos de intereses toman especial importancia en casos de identidades denominativas, fonéticas y/o visuales donde el riesgo de confusión o asociación por parte del consumidor es muy elevado. En estos casos es vital estar debidamente informado y en plazo ya que en la mayoría de países, España incluido, ante ausencia de oposiciones, la Oficina competente en ausencia de oposiciones concede todas las marcas que hayan superado un examen de fondo y formal.
En definitiva: el registro por supuesto es importante, pero sin la vigilancia de marcas (tanto a nivel nacional como a nivel internacional) no existe una estrategia fuerte de protección del signo distintivo, pues la vigilancia te permita hacer valer tu derecho en vía administrativa, donde los costes son mucho menores, y los resultados mucho mas rápidos que tener que recurrir a la vía judicial en caso de infracción.