Podrá parecer un tanto curioso a los ojos de quién no esté familiarizado con la Propiedad industrial, pero existen numerosos tipos de patentes aplicadas a la industria alimentaria y a todos y cada uno de los más distintos aspectos relacionados con la comida.
Gracias a los enormes avances técnicos en el mundo de la cocina, las posibilidades que ofrece la I+D+i para la industria de la alimentación son casi infinitas: desde los procedimientos utilizados para fabricación y preparación de los alimentos, pasando por los componentes hasta llegar al producto final, envases y tapones pensados para que la comida se conserve y perfectamente hasta el momento de llegar al consumidor.
Por todo esto y muchos más aspectos, la protección a través de un registro de patente es absolutamente fundamental puesto que, tratándose de alimentos producidos en escala industrial, están fácilmente sujetos a copias e imitaciones.
Como ya hemos visto en el caso de la protección de marca y diseño de packaging de productos alimentarios, en el post de hoy vamos a hacer un recorrido rápido y general para ver qué se puede proteger a través de una patente en este tan competido sector.
Patentes aplicadas a la industria alimentaria: elementos a proteger
Las patentes se refieren a los aspectos funcionales y técnicos de los productos y sus procesos de elaboración y conservación, así como a su propio uso.
En el campo de la alimentación se aplican (como para cualquier otro sector industrial) los requisitos comunes de patentabilidad, es decir:
- Novedad: que no se hayan dado a conocer al público con anterioridad a su fecha de solicitud en ninguna parte del mundo.
- Actividad inventiva: que la invención no resulte del “estado de la técnica” de una manera evidente para un experto en la materia.
- Aplicación industrial.
Ahora bien, esclarecido este primer punto, y antes de pasar a ver qué elementos se pueden proteger en el proceso, vamos a dar unos consejos muy importante a tener en cuenta en el caso de que estés pensando obtener una patente para producto alimenticio:
- Presenta la solicitud de patente ANTES de presentar el producto en el mercado. En caso contrario, ¡podrías estar rompiendo tu mismo el requisito de la novedad!
- Efectúa una atenta investigación de marcado para evaluar el potencial de “ciclo de vida” del producto o procedimiento inventado. Si es corto, a lo mejor se puede tomar en consideración otras posibilidades de protección.
- Elije bien la cobertura geográfica adecuada: dado que las patentes ( y todos los derechos de propiedad industrial) son territoriales, evalúa con cuidado los territorios en donde tienes interés comercial para tus productos: de esto, dependerá también el costes de la patente.
- Combina las diferentes modalidades de protección: la marca (fundamental para entrar en el mercado), eventuales diseños y patentes.
- Por último (pero no por orden de importancia) confía en la experiencia y conocimientos de profesionales: una agencia oficial de Propiedad Industrial te podrá mostrar el camino más acertado para rentabilizar tus esfuerzos en el desarrollo de un producto novedoso.
Mirando a la industria alimentaria, se pueden pedir patentes tanto para los procesos de producción como para el producto final, diferenciando entre
- “Patente de producto” : según la legislación, son las tienen por objeto una sucesión de actividades encaminadas a la obtención de un resultado industrial
- “Patente de procedimiento”: aquélla que protege una serie de operaciones mediante las cuales se transforman unos compuestos iniciales en uno o varios productos finales.
Indicar que en una solicitud se pueden combinar ambos tipos de patentes.
Para finalizar proponemos algunos ejemplos de patentes ligadas a productos alimenticios muy comunes. Hemos elegido los documentos de publicación de dos patentes muy españolas : «Procedimiento para la elaboración industrial de tortilla» y por otro lado «Dispositivo conformador de alb ondigas, croquetas y porciones de carne similares«: