Aprovechando unas “merecidas” vacaciones, visito Lisboa, sus calles estrechas, sus adoquines, sus azulejos y su toque vintage.
Por el barrio de Belem, encontramos una cafetería con carácter, llamada “Pastéis de Belém» que identifica así mismo su producto estrella. Es una tortita de crema, de unos 8 centímetros de diámetro, elaboradas según una receta secreta que no ha sido desvelada en casi doscientos años y que, supuestamente, sólo tres personas conocen en el planeta.
Desde 1837, “Pastéis de Belém ®” es una marca registrada. Junto con su receta secreta, la marca ha permitido crear una imagen corporativa alrededor de un producto único, exportado alrededor del mundo.
Estos elementos permiten crear un efecto diferenciador frente a otros productos de la competencia, así como añadir un valor intrínseco a esta oferta (un producto con un sabor especial y con una receta secreta) y un valor extrínseco (icono de la gastronomía y de la tradición lisboeta).
La imagen de marca establece un planteamiento estratégico claro por el que el consumidor es leal y se convierte en una parada obligatoria en una visita a Lisboa.
En conclusión, sin una marca registrada, los fabricantes del autentico “Pastéis de Belém®” no hubiesen podido frenar la competencia.