En general, con el término “diseño” nos referimos más a la apariencia exterior de un producto que a su propia funcionalidad; para proteger la apariencia del producto en cuestión y así incrementar el valor de una empresa, el registro de diseño industrial se hace indispensable.
Obviamente, decir que un coche tiene “un buen diseño” significa hacer hincapié en que el vehículo tiene una forma exterior agradable, original o atractiva, y que al mismo tiempo puede desempeñar la función por el cual ha sido diseñado.
Desde el punto de vista de una empresa, proyectar o “diseñar” sus productos significa pensar y definir tanto los requisitos estéticos como los más técnicos y funcionales a la luz de elementos (que a menudo el consumidor final no considera) como el marketing, la viabilidad económica, etc.
En este contexto, está claro que las empresas dediquen tiempo y recursos para el desarrollo creativo de productos de alta calidad: originales y agradables estéticamente, que puedan diferenciarse de la competencia y ser competitivos en el mercado. Al mismo coste, y mismas características técnicas y funcionales, el diseño (es decir, la apariencia exterior) es la palanca principal para conseguir el éxito de un producto. Tomamos el ejemplo de productos en el sector de la electrónica: TV, móviles, etc., generalmente tienen características similares pero los que los diferencia es el diseño.
De hecho, en lo que a legislación se refiere, los diseños industriales son una modalidad de registro de Propiedad Industrial que se refiere exclusivamente a la forma de un producto.
Un registro de diseño de diseño industrial puede variar de país a país, puesto que la protección otorgada por un diseño registrado es territorial. En el caso de España, un diseño industrial registrado es válido por 25 años, renovables por periodos quinquenales (mientras que para Estados Unidos, por ejemplo, son 14 años).
El aspecto de la territorialidad es muy importante, puesto que hay que definir bien cuáles son los países de interés comercial y actuar en la óptica de proteger en dichos países. NO hay que olvidar que la creación de un diseño industrial original y de calidad y debidamente protegido puede aportar múltiples beneficios:
- permitir conquistar inesperadas cuotas de mercados,
- la creación de nuevos nichos y
- reforzar notablemente la imagen de marca de la empresa,
Siendo estos aspectos ciertos para casi todos los sectores del mercado, tanto para productos que se comercializan a larga escala como para bienes de lujo.
Por las razones expuestas, efectuar un buen registro de diseño industrial respaldados por un equipo de profesionales oficiales de la Propiedad Industrial como es el de Protectia, constituye una parte clave de la estrategia de marketing de cualquier emprendedor o diseñador.
Para concluir, os dejo un breve vídeo donde nuestro compañero Alvaro González López resume la información principal sobre el registro de diseño industrial:
¿Necesitas registrar un diseño industrial?